jueves, 14 de marzo de 2013

Evolución de la voz desde el nacimiento hasta la senectud
En el curso de la vida la voz sufre diferentes cambios que obedecen a factores de desarrollo, donde intervienen de manera preponderante, el sistema nervioso y el sistema hormonal.
La voz infantil, asexual y aguda, la voz adulta que se instaura hacia los 18 años, permaneciendo con todas sus características hasta la época de la menopausia en la mujer y la andropausia en el hombre, apareciendo en esta etapa, alteraciones que pueden ser marcadas o no, para desembocar finalmente en la cuarta edad, en la que se suceden modificaciones importantes, evidenciándose un franco deterioro. De esta forma se puede afirmar que la voz refleja, el comportamiento anátomo fisiológico del hombre a lo largo de la vida.
Para efectos del presente artículo, se tomará el ciclo vital del hombre dividido en cinco edades, analizando en cada una de ellas, las características vocales correspondientes:
1.     Infantil: Comprende desde el nacimiento hasta los nueve años.
2. Pubertad y adolescencia: 10 a 17 años.
3. Adultez – madurez: 18 a 49 años.
4. Presenil o climaterio: 50 a 77 años.
5. Senil: 77 años en adelante.
ETAPA INFANTIL (CERO A NUEVE AÑOS)
La función vocal de la laringe de un niño comienza desde el nacimiento. La modulación y entonación de los sonidos que produce, tienen una información psicoafectiva, que es muy bien interpretada por la madre.
En el momento del nacimiento, la laringe tiene un tamaño aproximado de un tercio de la laringe de una mujer adulta, los pliegues vocales miden aproximadamente 4.5 a 5 milímetros, estando constituidos, la mitad por las apófisis vocales de los aritenoides y la otra mitad por la porción músculomembranosa (1). En el nacimiento, el hioides está situado en el tercio inferior de la segunda vértebra cervical (C2). El cartílago cricoides en su borde inferior, se encuentra ubicado entre C3 y C4; el plano glótico está hacia el medio de la tercera vértebra cervical (C3) (2).
Esta posición alta de la laringe, con el borde libre de la epíglotis que se sitúa muy próxima del velo del paladar, hace que el modo respiratorio sea nasal casi obligatorio, hasta la edad de cuatro meses.
En el recién nacido la musculatura laríngea está constituida por fibras tipo 2 que son de contracción rápida y corta, tienen un rol esfinteriano de cierre rápido para protección durante la alimentación. Las fibras de tipo l de contracción lenta y prolongada, inicialmente no son numerosas, poco a poco van en aumento, permitiendo la modulación de la voz y el sostenimiento prolongado del sonido necesario para la voz hablada y en mayor proporción para la voz cantada.
Según Sedlakoba y Aronson, citados por Dalleas, (3) el primer grito tiene una tonalidad media entre 440 y 500 Hz, que se corresponden en la escala musical con la nota La 3, con una intensidad entre los 80 y 90 dB, el timbre es pobre en armónicos, con un predominio en las frecuencias agudas. El primer formante se sitúa entre 2000 y 3000 Hz (2).
A los dos meses de vida se adquiere ya una tesitura de cinco semitonos, con un uso privilegiado de figuras melódicas, tales como, los glisados hacia el agudo.
De los tres a los nueve meses, el niño juega con su aparato vocal y hacia el final de esta edad comienza a imitar y a reproducir ritmos y melodías. A los siete meses, la tesitura alcanza un poco menos de una octava, hay más riqueza en cambios tonales, se pueden producir sonidos fuertes y prolongados. El descenso de la laringe, que ocurre entre el nacimiento y la edad de dos años, permite una ganancia en tonos graves. El cartílago cricoides, que al nacimiento estaba a la altura de C3, a los dos años desciende a C5.
A esta edad, es muy importante el desarrollo del lenguaje, esto impone a la voz, variaciones en el tono y la frecuencia.
Hacia los tres años la frecuencia fundamental se estabiliza alrededor de los 318 Hz. En esta edad el niño utiliza el grito, hace esfuerzo vocal, y su voz de niño, está muy influenciada por su temperamento; una voz débil muestra a un niño tímido y una voz fuerte muestra a un niño despierto e inquieto.
La constitución de la voz depende ciertamente de la anatomía de la laringe y de los resonadores pero, el medio no solamente lingüístico sino vocal, tiene una importancia fundamental. También existen otros factores que vale la pena mencionar como son: los hereditarios, los genéticos, los de temperamento y personalidad.
Entre los cuatro y los seis años la extensión es inferior a una octava. El tono fundamental a los siete años desciende, situándose alrededor de los 250 – 280 Hz (Si2- Do3 de la escala musical) (3). A los siete años la frecuencia fundamental, es de 295 Hz para las niñas y 268 Hz para los niños, estableciéndose así ya una diferencia entre la voz de la niña y la del niño. Hacia los ocho años, la voz cantada se extiende a dos octavas aproximadamente (4).
Con el crecimiento y el dominio progresivo del soplo, se produce una ganancia en intensidad y en estabilidad de la producción sonora, que va a beneficiar la voz cantada.
ETAPA DE LA PUBERTAD 
Y ADOLESCENCIA
 
(10 A 17 AÑOS)
En esta etapa la voz, especialmente la masculina, sufre una serie de cambios importantes. El adolescente abandona el registro agudo para optar por la voz del adulto. Este pasaje se efectúa habitualmente por una adaptación morfológica de la laringe, al desarrollo del organismo.
En el varón se presenta un rápido crecimiento de todos los cartílagos laríngeos, sobre todo de los aritenoides, con el consiguiente aumento del tamaño de la laringe, en todos los diámetros, prevaleciendo el anteroposterior. El ángulo entre las dos láminas tiroideas se hace más agudo, aproximadamente 90 grados, la laringe desciende (5). Los pliegues vocales se ubican en el borde inferior de la quinta
vértebra cervical (C5). Los músculos intrínsecos, también son obligados a una adaptación, que se traduce, en un aumento de la longitud y espesor de los pliegues vocales verdaderos (1), éstos pasan de 17 a 28 milímetros de longitud (4). Estos cambios anatómicos producen un descenso de la frecuencia fundamental de una octava, aproximadamente 110 Hz., pasando del registro de pecho al registro de cabeza, la laringe debe por tanto responder a estimulaciones monofásicas. En el comienzo de la muda vocal, la voz cantada se hace casi imposible, la extensión vocal crece rápidamente hacia los tonos graves y la intensidad aumenta.
Esta intensa actividad muscular y cartilaginosa en el hombre, se traduce en una hiperemia marcada de la mucosa laríngea, especialmente de los aritenoides y de las bandas ventriculares. El desarrollo pulmonar y de las cavidades de resonancia del aparato fonatorio, condicionan el cambio de la voz, iniciándose éste, alrededor de los 13 años, pero puede estar también, entre los 10.5 años y los 18.5 años, con una duración entre 8 y 26 meses (4).
La muda se acompaña de cambios hormonales, que conllevan manifestaciones afectivas, psíquicas y sociales.
La identificación de la voz del padre en oposición a la de la madre, el éxito en las diferentes etapas de maduración de la personalidad, va a condicionar el paso de la voz infantil, a la voz del adulto.
Por consiguiente, si hay algún trastorno de la muda, esta dificultad de adaptación del comportamiento fonatorio a una dimensión adulta de la laringe, debe ser considerada como un retardo de maduración psicológica y más específicamente en el hombre, es como una resistencia a la aceptación de su nueva identificación sexual. Esta mutación puede manifestarse de manera patológica, presentándose, bitonalidad, diplofonía y voz de falsete mutacional.
La muda existe también en la mujer, aunque aquí es menos evidente la modificación del registro. La altura promedio baja una tercera, siendo este cambio poco perceptible, igualmente las modificaciones del timbre. El proceso evolutivo anatómico, aparece en menor grado y el aumento de la laringe se efectúa, más en el diámetro vertical. El ángulo del cartílago tiroides, es de 120 grados y la frecuencia fundamental, está alrededor de los 220 – 225 Hz (5). Los pliegues vocales, aumentan su longitud, de 17 a 23 milímetros, la extensión vocal, al igual que en el hombre, está alrededor de tres octavas (4).
Algunas mujeres, conservan su voz de niñas a una edad adulta, generalmente lo hacen con el fin de obtener ganancias con el sexo opuesto, para dar la impresión de debilidad, o también por factores estéticos. En estos casos la laringe es normal, pero se sitúa en una posición alta, que facilita el tono agudo.
ETAPA DE LA MADUREZ O ADULTEZ
(18 A 49 AÑOS)
Las características de la voz obtenidas en el período puberal y adolescencia, se desarrollan hasta llegar a los caracteres estables de la edad adulta. Para lograrse el mantenimiento de esta voz, tiene mucha importancia el funcionamiento de las hormonas sexuales.
La laringe desciende a la altura de la séptima vértebra cervical (C7), entre los 15 y 20 años, la mujer tiene su tono fundamental alrededor de los 225 Hz (5). Las cuerdas vocales, a medida que se avanza en edad, van perdiendo elasticidad y fibras de colágeno. Estos factores intervienen sobre todo en la voz cantada, especialmente en la mujer, en donde la queja principal es la pérdida de agudos, tendencia a bajar el tono y opacamiento del timbre.
En el hombre la voz tiende a conservarse mejor que en la mujer.

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